Antonia nació en Asunción al igual que sus padres y abuelos. Como miembro de esta comunidad Antonia estableció con su identidad Huarpe una relación ambivalente. Por un lado, se sentía y se siente muy orgullosa de pertenecer a este pueblo. Pero por otro lado, ella y su familia muchas veces han tenido que suprimir su identidad para evitar de este modo ser discriminados por  la sociedad y el Estado. Durante una reunión con el gobierno ella denunció la realidad y los problemas sociales a los que se enfrentan los Huarpes. Reclamo que fue recibido con enojo por parte del gobierno. Frente a esta discriminación Antonia decide no rendirse y luchar por el reconocimiento de su gente.

A través del testimonio de Antonia aprendí que la palabra “huarpe” muchas veces había sido utilizada como un insulto, para referirse a una persona de poco estatus social por ser indígena. Muchas personas hablaron de esta realidad y de cómo la palabra “indio” cargaba con una gran connotación negativa como sinónimo de ignorancia y pobreza. En relación con la problemática del agua, Antonia corroboro lo que ya muchos otros habían enunciado acerca del impacto negativo y las consecuencias nefastas que la sequia del rio tuvo para la comunidad huarpe.

“Antes no nos reconocíamos como Huarpes, porque había mucho miedo, mucha persecución. Uno nunca decía que era Huarpe, incluso los antepasados nos decían que no digamos que éramos Huarpes. Es más hoy, a veces se instala que si sos Huarpe sos distinto”